Aunque, en criterio del autor, buscar la paz mediante el diálogo con el objeto de poner fin a más de cincuenta años de violencia, era una necesidad sentida del pueblo colombiano y las conversaciones se iniciaron bajo buenos auspicios en el orden interno y por parte de la comunidad internacional, se cometieron muchos errores durante el proceso; el Estado contrajo sin necesidad demasiados compromisos —que no ha podido cumplir en su totalidad—, a la vez que no exigió de la guerrilla los deberes, obligaciones y garantías que ha debido exigir
Las dos caras del proceso de paz De la ilusión al caos
Día del Padre 2025